Una experiencia familiar
Educando a nuestros hijos sin escuela
Hace ya 6 años que mi esposo y yo tomamos la decisión de sacar a nuestros dos hijos mayores de la escuela. Esta es la historia de crecimiento y madurez que hemos tenido desde entonces.
Nuestros dos hijos mayores, Manuel de 13 años y Rodrigo de 10, entonces estaban estudiando primero de primaria y primero de preescolar, respectivamente. Manuel, el mayor, amaba aprender, disfrutaba mucho de ir a la escuela y el tiempo que pasaba dentro del salón. Pero fuera de él, sin embargo, era diferente: sufría mucho por no poder encajar en un grupo donde el que hería y ofendía a los demás era el más aceptado. No lograba entender por qué resultaba regañado cuando intentaba ser respetuoso de todos sus compañeros. Como consecuencia, comenzó a desarrollar gastritis nerviosa con solo 7 años de edad.
Por otro lado, Rodrigo fue al preescolar con una enorme sonrisa en la boca. Siempre ha disfrutado de estar rodeado de amigos, y esa era la oportunidad de oro para conseguirlo.
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