Por Rocío Jaloma
Cuando nos enfrentamos por primera ocasión al concepto Homeschooling, escuela en casa, viene a nuestra mente un espacio con escritorios para cada niño, y materiales de escuela pegados en las paredes. Tal vez un periódico mural, un calendario de actividades, agendas de tareas, flash cards y libros de texto entre los cuáles deben estar incluidos algunos que sigan el programa de la SEP. Y esta fue en definitiva, mi primera concepción del mismo.
Cuando mi hijo Manuel, nació, yo me desempeñaba como maestra de preparatoria, profesión en la que permanecí por 10 años. Una vez que tuve a mi hijo en brazos, me resultó difícil desprenderme de él, al verlo tan pequeño. De manera que dejé mi trabajo para estar con él de tiempo completo durante su primer año de vida. Una vez cumplido, él ingreso a la guardería durante algunas horas para que yo pudiera integrarme a dar clases en una preparatoria. Después llegó mi segundo hijo, Rodrigo, y con su llegada las cosas comenzaron a cambiar. Su salud fue delicada, por lo que me vi forzada a alejarme del trabajo y enfocarme en su cuidado. Mientras pasaba temporadas en el hospital, Manuel pasaba la mayoría del tiempo bajo el cuidado de alguna de mis hermanas, a pesar de estar inscrito en una escuela.
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